jueves, 21 de enero de 2010

Te cacé


Apenas pasadas 12 horas, lo he comprendido todo.
Todo lo que dijiste ayer, todo lo que quisiste transmitir, no eran más que falacias.
Pero no mentiras en el sentido estricto de la palabra, no, se las podría denominar, como mentiras piadosas.
“Siempre tienes y consigues lo que quieres”, me dijiste hace poco. Siempre me colman de mimos y atenciones, para “no despertar mi ira”, asegurabas.
Y también insistías, en que eso no me hacia ningún bien.
Por eso mismo, y por muchas cosas que capte, creo que todo esto, lo estás haciendo más por mi bien que por el tuyo.
Crees que así me motivare para hacer esto o lo otro, que esta rabia me impulsara a llevar a cabo mis ideas.
Te equivocas, de lleno.
Esto, lo único que conseguirá, es que me enganche a algo que pueda dominar y moldear a mi gusto.
Tú eras la única que jamás dominé.
No eras mi vida, pero si que eras un buen remedio para mi vagueza.
Eres, junto con otras personas y aficiones que me rodean, parte del motor que me impulsa a hacer cosas.
Ayer me equivocaba al tacharte de cobarde.
Ayer me equivoque, al tacharte de muchas cosas.
Ayer creías que me estabas haciendo un favor.
Ayer caí en tu “emboscada”.
No existe nadie sin problemas, y más en la era en que vivimos. Lo que anhelas, es utópico.
O quizás no...
Solo se, que lo de ayer, te dolió más a ti que a mí.
Porque me conoces lo suficiente para saber cuál iba a ser mi reacción.
Y asumiste mis insultos, consciente de que quizás tenía razones para decirlos.
Sé que te jode quererme como me quieres.
O por lo menos, eso creo.
Porque también puede ser, que todo esto, solo sea fruto de mi dolor, y de mi esperanza.
Pero por otra parte... solo yo sabía que eras “ el asesino”. Suena estúpido, lo se, pero no fue cuestión de azar. Sabes perfectamente a lo que me refiero, es nuestro lenguaje.
Solo espero, que si tengo razón, asumas que te he “pillado”. Que sepas que entiendo tu manera de quererme ayudar, pero que así, no conseguiremos nada ninguno de los dos.
Que por mi parte, a día de hoy, no puedo seguir viendo esa flor naranja en mi mesita de noche.
Que no me atrevo a revelar el último de los carretes.
Ni a seguir viendo esa libreta naranja con “pluma”.
Lo vuelvo a repetir, quizás es mi esperanza, pero hay algo dentro de mí, que cree tener razón.


0 delirios....:

 
Copyright 2009 α ㊲ Ω